En este caso no sirve la expresión “alguien pateó el enchufe” porque estos aparatos nunca fueron “enchufados”. Se trata del complejo de semáforos de avenida Sarmiento y Marco Avellaneda, instalado en abril de 2008, hace 17 años y medio, que nunca entró en funcionamiento.

Hoy sólo quedan los semáforos en ambos sentidos de la avenida, apagados, aunque el que estaba sobre Marco Avellaneda fue retirado en 2021 porque había sido vandalizado y estaba bastante destruido.

En una crónica de diciembre de 2006, el entonces director de Estadísticas y Accidentes de la capital, Daniel García, informaba a LA GACETA que las cuatros esquinas más peligrosas de la ciudad, que registraban el mayor porcentaje de siniestros, eran 9 de Julio y avenida Roca, Santiago y Rivadavia, 24 de Septiembre y Salta, y Sarmiento y Marco Avellaneda, esta última intersección, la única sin semáforos.

Las imágenes de 2008 muestran un paisaje de esa ochava muy diferente al actual. No existía el asentamiento con casillas peligrosamente ubicadas entre las vías en uso del Ferrocarril Belgrano y el cordón de la vereda (siete metros), aunque sin uso estaban todos los semáforos, el pavimento presentaba buenas condiciones, no era una gran laguna de aguas servidas como ahora, que camufla enormes baches, había barreras en ambos sentidos de la avenida y hasta existía una torre ferroviaria de señalización.

Varitas y policías

Todos los vecinos y testigos consultados aseguraron que al menos hay varitas. Dos en el turno de la mañana y dos en el de la tarde. Incluso se volvió a montar una garita en el medio de la avenida, que en algún momento se había retirado. Lo curioso es que los agentes del turno mañana, como constató el diario, se retiran a las 12.30, justo cuando comienza el mayor movimiento vehicular por el cierre de los comercios y las salidas de los colegios.

EMBOTELLAMIENTOS. El tránsito se vuelve un caos en la intersección.

“Las aguas servidas son permanentes y el asentamiento generó cierta inseguridad en la zona”, comentó Marina, vecina de Sarmiento al 1.200, sobre la acera sur.

En esa cuadra ya hay tres propiedades con carteles de “en venta”.

“Esos semáforos no funcionaron nunca, ni siquiera en intermitente; es un trabajo que quedó a medias pero no conozco los motivos”, relató Miguel Gómez, residente de la misma cuadra. “(Rossana) Chahla sólo puso cámaras que apuntan al “country” (bromeó el vecino en referencia a las casillas) y también hay policías todo el tiempo en la esquina”, describió, y confirmó que el turno de la mañana de varitas comienza a las 7.30 y finaliza a las 12.30.

Instalaron un semáforo en la avenida Coronel Suárez

Del otro lado de la avenida, en el flanco norte y junto a las vías, aún existe el enorme galpón que perteneció a una bodega y donde ahora funciona un anexo del Ministerio Público Fiscal. Facundo, un empleado de esa oficina, agregó que el Ministerio también le aporta una consigna policial a esa zona, las 24 horas, ya que el ingreso al lugar está a metros del asentamiento.

Sobre los autos de los empleados, Facundo dijo que deben buscar estacionamiento por los alrededores, porque la cochera del Ministerio es exclusiva para los vehículos oficiales.

A la par, en otro sector del predio que también perteneció a la bodega, funcionó hasta hace tres meses una importante feria de ropa.

Franco Andrada, agente de la Patrulla de Protección Ciudadana (PPC), custodia la entrada clausurada y le aporta más seguridad al sector. Contó que la feria fue cerrada por el municipio porque no contaba con las habilitaciones necesarias.

Unos metros más hacia el oeste, a mitad de cuadra, se está rehabilitando un mercado municipal que supo funcionar hasta los 80, un comercio que seguramente le aportará más tránsito a la zona, entre proveedores, comerciantes y clientes.

El conflicto

Un desacuerdo jurisdiccional, y económico, fue la causa de que los semáforos de esa peligrosa esquina nunca llegaran a funcionar. Es un conflicto que se repite en casi todos los terrenos ferroviarios de la provincia, donde chocan intereses provinciales, nacionales, municipales y de las empresas de trenes.

El 24 de abril de 2008, el jefe del Departamento Semáforos de la Municipalidad, Javier González, le envió al gerente de Operaciones del Belgrano Cargas, Darío Municoy, una carta en la que le solicitaba que, por encontrarse el semáforo a pocos metros del paso a nivel, era necesario que les asignen un artefacto llamado contacto seco, normalmente abierto, que emite una señal cuando se aproxima un tren.

Municoy le dijo a LA GACETA que no le correspondía a la empresa adquirir el aparato, sino a la Municipalidad. González, por su parte, expresó: “la Municipalidad no puede meter mano en las instalaciones del Ferrocarril. Pedí una reunión para coordinar los trabajos, pero todavía estoy esperando que me contesten”, detalló el funcionario hace 17 años.

También intervino el Concejo Deliberante pero no se alcanzó una solución.

Hoy esa esquina es más caótica que hace dos décadas, con mucho más tránsito, el pavimento está destrozado y los alrededores usurpados.

Será complicado solucionarlo

“Intentamos varias veces comunicarnos con los ferrocarriles, no sólo por esa esquina, sino por varios otros cruces, sobre todo a lo largo de Bernabé Aráoz. Los más conflictivos son Sarmiento y Marco Avellaneda y Roca y Bernabé Aráoz, pero hay otros muy complicados, como en Crisóstomo Álvarez, por ejemplo”, explicó Sergio Gao, director de Alumbrado y Semáforos.

El funcionario aclaró que el artefacto llamado contacto seco, que se pensaba utilizar hace dos décadas, ya no se usa, y que ahora los ferrocarriles ordenan que se coloquen otro tipo de equipos más modernos, que operan con sensores inteligentes, que miden hasta la extensión y la velocidad del convoy, pero que son muy costosos: se necesitan U$S400.000 para cada esquina. “Incluso son pocos los países que tienen estos dispositivos, uno de ellos es Inglaterra, por su elevado costo”, reveló Gao. Dijo que el conflicto no es sólo entre el municipio y el Belgrano Cargas, sino también involucra a Vialidad, a Fiscalía de Estado y a otras reparticiones provinciales y nacionales.

ANGOSTO. El puente de la Sarmiento, sobre las vías del Mitre, produce un estrangulamiento porque quedó demasiado angosto.

“Hay otro problema en Sarmiento y Marco Avellaneda, que es que el puente de la avenida (sobre las vías del Mitre), que llega hasta esa ochava y produce un estrangulamiento, porque quedó demasiado angosto para el tráfico, y generaría mayores embotellamientos”, aclaró Gao, técnico en líneas de media y baja tensión y especialista en luminotecnia.

Concluyó en que, hasta que no se construya un puente nuevo sobre avenida Sarmiento, mucho más amplio, el problema de esa esquina será de difícil solución.